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LA PREGUNTA
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Milagro en San Petersburgo. En medio de una gran agonía y achicando agua de su área durante gran parte del choque, el Madrid ha sacado adelante un encuentro (1-2) del que ha podido salir goleado de no haber mediado la figura salvadora de Casillas. El meta blanco ha evitado la tragedia en la segunda mitad y ha rescatado a una defensa de cristal que ha jugado a la ruleta rusa y que ha estado a punto de suicidarse ante el empuje de un equipo que se ha venido arriba al comprobar las penurias de su oponente.
Si se trataba de medir la fiabilidad del Madrid en el choque más exigente de la temporada, que Raúl ha visto desde el banquillo, el equipo blanco ha salido indemne en cuanto al resultado, aunque ha sido un desastre a la hora de gestionar el choque. A su habitual pegada ha unido su abandono a la hora de cerrar el encuentro ante un rival muy justito atrás. Los blancos han alternado destellos de lucidez con errores imperdonables, que normalmente tienen un elevado coste en esta competición.
Cuando el Madrid ha comprobado que el equipo ruso no se ha comido a nadie, ha mandado en el partido sin demasiados problemas. Fruto de ese dominio ha sido el tanto de Hubocan, que ha desviado hacia su portería un centro de Van der Vaart. Tras el tanto, el equipo de Schuster ha jugado a sus anchas, sin que su rival le exigiera otra cosa que no fuera tocar el balón. Sin embargo, mediada la primera parte ha llegado la desbandada. El Madrid ha dejado de mandar y ha comenzado a perderse. Ha llegado el pánico y la defensa blanca, esa que Schuster califica como la mejor de Europa, ha caído en una especie de letargo hasta quedar en evidencia.
Despertar de Arshavin
Ante la vulgaridad de su rival, el Zenit se ha metido de lleno en el partido. Arshavin ha despertado y junto a Danny, un excelente jugador, y Sirl han comenzado a sembrar el pánico. En el área de Iker ha dado la impresión de haberse corrido una prueba hípica del Gran National por la cantidad de huellas de tacos que han quedado en esa zona. Como no podía ser de otra manera, ha llegado el tanto del empate en un centro de Arshavin que Danny ha desviado con el exterior del pie derecho. El portugués ha dejado en evidencia a Heinze, que se ha lanzado al suelo cuando el balón ya buscaba la red de la portería (m. 25)
Tras el gol, el Madrid ha vuelto a aplicarse, es decir a mirar hacia el área rival. Si en el primer tanto había tenido fortuna, tampoco le ha faltado en el segundo. Puygrenier ha rechazado un disparo de Van der Vaart y Van Nistelrooy lo ha aprovechado para marcar con la izquierda (m. 31). Una vez más ha quedado comprobado que si el Madrid apretaba, el Zenit ha quedado herido. Pero los de Schuster han cambiado definitivamente de traje. Más que echar el freno de mano, como ante el BATE Borisov, han gripado el motor. Lejos de cerrar el choque, el Madrid ha quedado a merced del Zenit hasta ofrecer un retrato de equipo menor.
Asedio absoluto
Con la defensa metida en el regazo de Casillas, el asedio local ha sido absoluto. Ha habido remates de todo tipo, pero ha surgido Iker, lo más fiable del Madrid. Ha desviado un disparo de Zyryanov (m. 66) y ha sacado una mano salvadora a un tiro de Tekke. Con Casillas totalmente estresado, Arshavin ha lanzado al palo (m. 78).
Cuando el Madrid sudaba sangre, Pepe ha despejado un tiro de Danny en el tiempo añadido para cerrar una noche en la que el caos y el resultadismo han mezclado mejor que nunca.
FICHA TÉCNICA
Zenit: 1 Malaféev; Sirl, Hubocan (Domínguez, m.72), Puygrenier, Anyukov; Denísov, Tymoschuk, Zyriánov; Arshavin, Danny y Pogrebnyak (Tekke, m.72).
Real Madrid: 2 Iker Casillas; Sergio Ramos, Pepe, Cannavaro, Heinze; Robben (Drenthe, m.82), Diarra, De la Red, Van der Vaart (Javi García, m.62); Higuaín (Saviola, m.87) y Van Nistelrooy.
Goles: 0-1, m.4: Hubocan en propia puerta. 1-1, m.25: Danny. 1-2: m.30: Van Nistelrooy.
Árbitro: Massimo Busacca (SUI). Ha sacado tarjetas amarillas a Arshavin, Tymoschuk y Hubocan por el Zenit.
Incidencias: Partido correspondiente a la segunda jornada del Grupo H de la Liga de Campeones, disputado en el estadio Petrovsky de San Petersburgo ante 21.700 espectadores (lleno).
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