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Abril 2002
Atapuerca: 25 años de un proyecto de investigación
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Los habitantes de Atapuerca

El Homo antecessor Hasta 1994 en que se descubrieron los fósiles humanos de TD-6, el cuadro de la evolución humana en Europa estaba incompleto: el Homo ergaster africano era considerado el antepasado del Homo sapiens en África (el humano moderno), del Homo erectus en Asia y del Homo heidelbergensis en Europa. Estos dos últimos evolucionarían de forma independiente, durante el Pleistoceno Medio, hasta ser reemplazados en el Pleistoceno Superior por el Homo sapiens, procedente de África. En este esquema, los habitantes de la Sima de los Huesos habrían sido Homo heidelbergensis y serían antepasados de los Homo neanderthalensis.

Pero ahora se sabe que el verdadero antepasado común de los neandertales en Europa y del Homo sapiens en África, no era el Homo ergaster, sino que salió del continente africano durante el Pleistoceno Inferior, pobló Europa hace más de 780.000 años, vivió en Atapuerca y fue descubierto en 1994 en el nivel TD-6 de Gran Dolina. Este primer europeo recibe desde entonces el nombre de Homo antecessor, “el explorador”. El equipo de Atapuerca publicó en 1997 el hallazgo de esta nueva especie de homínido, en la revista Science.

La creación de esta nueva especie, el Homo antecessor, era una necesidad, ya que los fósiles hallados en TD-6, especialmente los correspondientes a un niño de entre diez y doce años, presentaban una combinación de rasgos primitivos (compartidos por ser de un antepasado común) y derivados (diferentes a los de cualquier antepasado, que si son compartidos, indican una relación mas cercana), que es única en el registro fósil humano conocido hasta entonces.

A este individuo se le llamó el Niño de Gran Dolina y es el único del que se conserva una parte importante del cráneo, fundamental para su clasificación. Presentaba rasgos muy modernos en su cara, que era muy parecida a la nuestra  (plana y muy grácil); sin embargo, su frente era más parecida a la del Homo ergaster africano (cejas con un reborde óseo muy robusto) y sus dientes también eran muy primitivos.

Esta nueva especie completa el conocimiento del cuadro evolutivo de los homínidos durante el Pleistoceno y representa el último antepasado común de los neandertales y los humanos modernos. La historia del Homo antecessor comenzaría muy probablemente en África, como descendiente del Homo ergaster y tendría allí una continuidad evolutiva, dando lugar al hombre moderno, al Homo sapiens. Ciertas poblaciones de antecessor poblarían Europa, hace alrededor de un millón de años, y evolucionarían allí hasta enlazar, miles de años más tarde, con la línea Homo heidelbergensis/steinheimensis-Homo neanderthalensis. Para llegar a esta conclusión, los investigadores se han basado en las semejanzas anatómicas que presentan los fósiles de Gran Dolina y los de la Sima de los Huesos, y en la interpretación de los cráneos encontrados en Steinheim y en Petralona.

Hay una peculiaridad del Homo antecessor que ha llamado la atención de expertos y profanos y es que, no sólo eran cazadores y carroñeros, sino que nuestros antepasados practicaban el canibalismo alimenticio, según han deducido los investigadores de sus restos fósiles y del paralelismo que presentaban con otros yacimientos donde se ha demostrado esta actividad.

En la capa Aurora del nivel TD-6, se encontraron los fósiles humanos y animales cubiertos de herramientas de piedra y de esquirlas, como si tuvieran algún tipo de relación con ellas. Al ser muy rara la aparición de restos humanos en la boca de las cuevas (suele ser más habitual encontrar restos de comida devorada por carnívoros o por los mismos humanos), se interpretó como un banquete caníbal. Esta idea se confirmó cuando se analizaron las huellas de fractura (para extracción de la médula), y las de corte y descarnación que presentaban algunos restos humanos, que fueron realizadas con un filo de piedra (en los lugares donde el músculo se une al hueso), con la misma técnica utilizada para desmembrar y despellejar animales para su consumo.

Estas huellas de fracturas, desmembramiento, corte y descarnación, su frecuencia e intensidad, han hecho pensar que se trata de un canibalismo alimenticio, sin intención ritual alguna. Lo que no suele ser tan fácil determinar es si esta actividad se hizo de forma incidental, por un periodo de hambruna (canibalismo de supervivencia), o si fue prolongada (canibalismo gastronómico).

Pero la gran diversidad de especies que aparecen en el estrato Aurora, la densidad y abundancia de restos (unos 2.000 en 20 cm. de espesor), los perfiles de edad similares de los animales y la gran continuidad y homogeneidad de los restos humanos y animales a lo largo de dicho estrato, hacen pensar que los humanos fueron un elemento más de la dieta de nuestros antepasados y, por lo tanto, estaríamos ante un canibalismo gastronómico, que sería el más antiguo de los documentados hasta la fecha.

En todo descubrimiento hay detractores y hay que decir, que no todos los investigadores están de acuerdo con la creación de esta nueva especie; algunos piensan que es precipitada, porque la juventud del Niño de Gran Dolina hace que los rasgos de su cara parezcan modernos, por no haberse desarrollado completamente. Por lo tanto, para salir de dudas, sería necesario encontrar más restos en TD-6 y localizar fósiles africanos con estos rasgos tan especiales.

Los homínidos de la Sima de los Huesos

Gracias a la Sima de los Huesos, se ha podido aclarar la evolución humana en Europa durante el Pleistoceno Medio. Hasta ahora se hablaba de la presencia en Europa, durante el Pleistoceno Superior, del Homo neanderthalensis (120.000-40.000 años) y del hombre moderno, el Homo sapiens o “Cromañón” (desde 40.000 años), que se interpretaban el segundo como descendiente o como sustituto del primero según los investigadores. Hoy parece estar claro que representarían dos líneas evolutivas diferentes; es decir, el Homo sapiens no sería el descendiente directo del Homo neanderthalensis, sino que serían dos ramas separadas.

Durante el Pleistoceno Medio, la cuestión no estaba tan clara; no había muchos fósiles en los que basarse, y estos eran casi siempre fragmentarios y dispersos cronológica y geográficamente. No había consenso entre los científicos: unos identificaban unos fósiles como preneandertales y otros fósiles como presapiens; y otros investigadores hablaban de una misma especie, cuyas diferencias podían explicarse por el dimorfismo sexual (diferencia de tamaño entre hembras y machos) o por variantes geográficas.

Sin embargo, en la Sima de los Huesos aparecieron todas estas morfologías que en resto de Europa aparentaban ser tan dispares y, dado que los humanos de la Sima pertenecen a una misma población biológica, se ha llegado a la conclusión de que durante el Pleistoceno Medio vivía en Europa un único tipo humano, representado en la Sima.

Los fósiles de la Sima, tienen caracteres primitivos (no presentes ya en los neandertales), pero también tienen caracteres derivados o más evolucionados, que indican un estado incipiente de la morfología neandertal (en el cráneo y en la mandíbula). Esto indicaría que las poblaciones representadas en la Sima, junto con las del resto de Europa durante el Pleistoceno Medio, y los neandertales (del Pleistoceno Medio final y del Pleistoceno Superior), estarían estrechamente relacionados, es más, serían una misma “especie evolutiva”, descenderían unos de otros.

Esto ha hecho pensar a los investigadores en la posibilidad de clasificar a ambas poblaciones como pertenecientes a la especie Homo neanderthalensis. Sin embargo, había que tener en cuenta el hecho de que los fósiles de la Sima, por ser más primitivos, eran morfológicamente distintos a los de sus descendientes los neandertales y, por tanto, podrían recibir un nombre diferente que expresara una combinación de rasgos primitivos y derivados neandertales, e incluso con rasgos intermedios entre ellos.

Un nombre provisional que los investigadores proponen para los europeos que vivieron durante el Pleistoceno Medio sería, por lo tanto, el de “anteneandertales” o “preneandertales”. Pero habría alternativas como el llamado Homo heidelbergensis (500.000-400.000 años), basado en una mandíbula, hallada en Mauer (Alemania), que presenta caracteres neandertales en los dientes y en el hueso. Aunque no es posible afirmar que la población a la que pertenecía tuviera caracteres derivados neandertales también en el cráneo, la mandíbula presenta muchas semejanzas con las de la Sima de los Huesos, por lo que no se descarta dicha posibilidad.

Dado que la mejor forma para definir especies (especialmente a los neandertales) es a través de los cráneos, otra posibilidad más acertada sería calificar a los fósiles del Pleistoceno Medio europeo, como Homo steinheimensis, nombre basado en un cráneo hallado en Steinheim, perteneciente a poblaciones primitivas pero con rasgos neandertales incipientes, como los de la Sima de los Huesos.
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Reconstrucción del aspecto que tendría el "Niño de la Gran Dolina"
Reconstrucción del aspecto que tendría el "Niño de la Gran Dolina"

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Fósiles de Homo Antecessor del nivel TD-6
Fósiles de Homo Antecessor del nivel TD-6
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Maxilar infantil de Homo Antecessor
Maxilar infantil de Homo Antecessor
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Hipótesis de filogenia para el último millón de años de evolución humana
Hipótesis de filogenia para el último millón de años de evolución humana
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Hueso humano con estrías producidas por utensilios líticos
Hueso humano con estrías producidas por utensilios líticos






































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Reconstrucción del aspecto de un hombre de la Sima
Reconstrucción del aspecto de un hombre de la Sima


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