El
Homo antecessor Hasta 1994 en que se descubrieron
los fósiles humanos de TD-6,
el cuadro de la evolución humana en Europa estaba incompleto:
el Homo ergaster africano era considerado el antepasado
del Homo sapiens en África (el humano moderno),
del Homo erectus en Asia y del Homo heidelbergensis
en Europa. Estos dos últimos evolucionarían de forma
independiente, durante el Pleistoceno Medio, hasta ser
reemplazados en el Pleistoceno Superior por el Homo
sapiens, procedente de África. En este esquema, los
habitantes de la Sima
de los Huesos habrían sido Homo heidelbergensis
y serían antepasados de los Homo neanderthalensis.
Pero ahora se sabe que el verdadero antepasado común de
los neandertales en Europa y del Homo sapiens en
África, no era el Homo ergaster, sino que salió
del continente africano durante el Pleistoceno Inferior,
pobló Europa hace más de 780.000 años, vivió en Atapuerca
y fue descubierto en 1994 en el nivel TD-6 de Gran Dolina. Este
primer europeo recibe desde entonces el nombre de Homo
antecessor, “el explorador”. El equipo de Atapuerca
publicó en 1997 el hallazgo de esta nueva especie de homínido,
en la revista Science.
La creación de esta nueva especie, el Homo antecessor,
era una necesidad, ya que los fósiles hallados en TD-6,
especialmente los correspondientes a un niño de entre
diez y doce años, presentaban una combinación de rasgos
primitivos (compartidos por ser de un antepasado común)
y derivados (diferentes a los de cualquier antepasado,
que si son compartidos, indican una relación mas cercana),
que es única en el registro fósil humano conocido hasta
entonces.
A este individuo se le llamó el Niño de Gran Dolina y es
el único del que se conserva una parte importante del
cráneo, fundamental para su clasificación. Presentaba
rasgos muy modernos en su cara, que era muy parecida a
la nuestra (plana y muy grácil); sin embargo, su frente
era más parecida a la del Homo ergaster africano
(cejas con un reborde óseo muy robusto) y sus dientes
también eran muy primitivos.
Esta nueva especie completa el conocimiento del cuadro
evolutivo de los homínidos durante el Pleistoceno y representa
el último antepasado común de los neandertales y los humanos
modernos. La historia del Homo antecessor comenzaría
muy probablemente en África, como descendiente del Homo
ergaster y tendría allí una continuidad evolutiva,
dando lugar al hombre moderno, al Homo sapiens.
Ciertas poblaciones de antecessor poblarían Europa,
hace alrededor de un millón de años, y evolucionarían
allí hasta enlazar, miles de años más tarde, con la línea
Homo
heidelbergensis/steinheimensis-Homo neanderthalensis.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores se han
basado en las semejanzas anatómicas que presentan los
fósiles de Gran Dolina y los de la Sima de los Huesos,
y en la interpretación de los cráneos encontrados en Steinheim y en Petralona.
Hay una peculiaridad del Homo antecessor que ha
llamado la atención de expertos y profanos y es que, no
sólo eran cazadores y carroñeros, sino que nuestros antepasados
practicaban el canibalismo alimenticio, según han
deducido los investigadores de sus restos fósiles y del
paralelismo que presentaban con otros yacimientos donde
se ha demostrado esta actividad.
En la capa Aurora del nivel TD-6, se encontraron los fósiles
humanos y animales cubiertos de herramientas de piedra
y de esquirlas, como si tuvieran algún tipo de relación
con ellas. Al ser muy rara la aparición de restos humanos
en la boca de las cuevas (suele ser más habitual encontrar
restos de comida devorada por carnívoros o por los mismos
humanos), se interpretó como un banquete caníbal. Esta
idea se confirmó cuando se analizaron las huellas de fractura
(para extracción de la médula), y las de corte y descarnación
que presentaban algunos restos humanos, que fueron realizadas
con un filo de piedra (en los lugares donde el músculo
se une al hueso), con la misma técnica utilizada para
desmembrar y despellejar animales para su consumo.
Estas huellas de fracturas, desmembramiento, corte y descarnación,
su frecuencia e intensidad, han hecho pensar que se trata
de un canibalismo alimenticio, sin intención ritual alguna.
Lo que no suele ser tan fácil determinar es si esta actividad
se hizo de forma incidental, por un periodo de hambruna
(canibalismo de supervivencia), o si fue prolongada (canibalismo
gastronómico).
Pero la gran diversidad de especies que aparecen en el
estrato Aurora, la densidad y abundancia de restos (unos
2.000 en 20 cm. de espesor), los perfiles de edad similares
de los animales y la gran continuidad y homogeneidad de
los restos humanos y animales a lo largo de dicho estrato,
hacen pensar que los humanos fueron un elemento más de
la dieta de nuestros antepasados y, por lo tanto, estaríamos
ante un canibalismo gastronómico, que sería el más
antiguo de los documentados hasta la fecha.
En todo descubrimiento hay detractores y hay que decir,
que no todos los investigadores están de acuerdo con la
creación de esta nueva especie; algunos piensan que es
precipitada, porque la juventud del Niño de Gran Dolina
hace que los rasgos de su cara parezcan modernos, por
no haberse desarrollado completamente. Por lo tanto, para
salir de dudas, sería necesario encontrar más restos en
TD-6 y localizar fósiles africanos con estos rasgos tan
especiales.
Los homínidos de la Sima de
los Huesos
Gracias a la Sima de los Huesos, se
ha podido aclarar la evolución humana en Europa durante
el Pleistoceno Medio. Hasta ahora se hablaba de la
presencia en Europa, durante el Pleistoceno Superior,
del Homo neanderthalensis (120.000-40.000 años)
y del hombre moderno, el Homo sapiens o “Cromañón”
(desde 40.000 años), que se interpretaban el segundo como
descendiente o como sustituto del primero según los investigadores.
Hoy parece estar claro que representarían dos líneas evolutivas
diferentes; es decir, el Homo sapiens no sería
el descendiente directo del Homo neanderthalensis,
sino que serían dos ramas separadas.
Durante el Pleistoceno Medio, la cuestión no estaba tan
clara; no había muchos fósiles en los que basarse, y estos
eran casi siempre fragmentarios y dispersos cronológica
y geográficamente. No había consenso entre los científicos:
unos identificaban unos fósiles como preneandertales y
otros fósiles como presapiens; y otros investigadores
hablaban de una misma especie, cuyas diferencias podían
explicarse por el dimorfismo sexual (diferencia de tamaño
entre hembras y machos) o por variantes geográficas.
Sin embargo, en la Sima de los Huesos aparecieron todas
estas morfologías que en resto de Europa aparentaban ser
tan dispares y, dado que los humanos de la Sima pertenecen
a una misma población biológica, se ha llegado a la conclusión
de que durante el Pleistoceno Medio vivía en Europa un
único tipo humano, representado en la Sima.
Los fósiles de la Sima, tienen caracteres primitivos (no
presentes ya en los neandertales), pero también tienen
caracteres derivados o más evolucionados, que indican
un estado incipiente de la morfología neandertal (en el
cráneo y en la mandíbula). Esto indicaría que las poblaciones
representadas en la Sima, junto con las del resto de Europa
durante el Pleistoceno Medio, y los neandertales (del
Pleistoceno Medio final y del Pleistoceno Superior), estarían
estrechamente relacionados, es más, serían una misma “especie
evolutiva”, descenderían unos de otros.
Esto ha hecho pensar a los investigadores en la posibilidad
de clasificar a ambas poblaciones como pertenecientes
a la especie Homo neanderthalensis. Sin embargo,
había que tener en cuenta el hecho de que los fósiles
de la Sima, por ser más primitivos, eran morfológicamente
distintos a los de sus descendientes los neandertales
y, por tanto, podrían recibir un nombre diferente que
expresara una combinación de rasgos primitivos y derivados
neandertales, e incluso con rasgos intermedios entre ellos.
Un
nombre provisional que los investigadores proponen para
los europeos que vivieron durante el Pleistoceno Medio
sería, por lo tanto, el de “anteneandertales” o “preneandertales”.
Pero habría alternativas como el llamado Homo heidelbergensis
(500.000-400.000 años), basado en una mandíbula, hallada
en Mauer (Alemania), que presenta caracteres neandertales
en los dientes y en el hueso. Aunque no es posible afirmar
que la población a la que pertenecía tuviera caracteres
derivados neandertales también en el cráneo, la mandíbula
presenta muchas semejanzas con las de la Sima de los Huesos,
por lo que no se descarta dicha posibilidad.
Dado que la mejor forma para definir
especies (especialmente a los neandertales) es a través
de los cráneos, otra posibilidad más acertada sería calificar
a los fósiles del Pleistoceno Medio europeo, como Homo
steinheimensis, nombre basado en un cráneo hallado
en Steinheim,
perteneciente a poblaciones primitivas pero con rasgos
neandertales incipientes, como los de la Sima de los Huesos.
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Reconstrucción del aspecto
que tendría el "Niño de la Gran
Dolina" |
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Fósiles de Homo Antecessor
del nivel TD-6 |
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Maxilar infantil de Homo Antecessor |
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Hipótesis de filogenia para
el último millón de años de
evolución humana |
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Hueso humano con estrías
producidas por utensilios líticos |
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Reconstrucción del aspecto
de un hombre de la Sima |
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